Los ordenadores revolucionan el reconocimiento de personas
17 November, 2009
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Un tablita de barro del antiguo Egipto describe los rasgos de algunos obreros: cicatriz en la mejilla, nariz larga, ojo desviado… Era un sistema para evitar que el mismo trabajador cobrara dos veces y a la vez es el primer testimonio de biometría. Lo explica Francesc Serratosa, profesor de Informática de la Universitat Rovira i Virgili y responsable de la exposición Ets únic?, que se acaba de estrenar en el museo de la Obra Social de Caixa Sabadell, en la capital vallesana.
La biometría se dedica a medir los rasgos característicos de un individuo, desde la magnitud de sus manos hasta su manera de caminar, pasando por la forma de las orejas y las líneas del iris.
Desde el antiguo Egipto, la identificación facial ha dado pasos de gigante. Un sistema de reconocimiento informático, por ejemplo, está en pruebas desde principios de este año en el grupo de investigación en imagen computacional CISTIB, de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona, España), que lo ha desarrollado en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad Técnica de Dinamarca.
El negocio de la biometría ha pasado de los 270 millones de euros del 2001 a los actuales 3.400, dice Serratosa. Las aplicaciones van más allá del reconocimiento policial de los criminales, tan popular, e incluyen desde coches capaces de identificar a sus dueños hasta sistemas para evitar el intercambio de recién nacidos en el hospital. Aunque aún no existe un gran hermano capaz de reconocer a los paseantes por la calle, en Francia ya se han establecido estrictos protocolos para salvaguardar la privacidad en estas aplicaciones.
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