Siguiendo el programa llamado Grand Beijing Safeguard Sphere, de siete años de duración y 6.5 mil millones de dólares, el gobierno chino ha instalado unas 300,000 unidades de videovigilancia en toda la ciudad, según un artículo de Los Angeles Times.
China hace uso de la tecnología de reconocimiento facial integrada a las cámaras de video con la esperanza de detener a visitantes no deseados en las Olimpiadas de Beijing.

El software no es capaz de captar un rostro moviéndose rápidamente, pero los oficiales chinos esperan que pronto pueda identificar individuos en una multitud en movimiento. A pesar de que China tiene razones legítimas para vigilar a sus críticos y activistas, ya que en un ataque reciente 16 policías resultaron muertos, los expertos de seguridad en el Occidente temen que China se esté pasando del límite.

Además de la vigilancia por video, hay reportes de que el Gobierno Chino está controlando el acceso a internet, vigilando los hoteles y taxis, y empleando a ciudadanos comunes para que espíen cualquier comportamiento sospechoso.

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