Los retos en la entrada y salida de los aeropuertos estadounidenses
04 March, 2016
category: Biometría, Control fronterizo, Gobierno, Pasaporte electrónico
Por Kelly Vlahos, escritora colaboradora, Asociación de la Industria de Seguridad
Los Estados Unidos pueden estar a la cabeza en muchísimas cosas, pero los expertos dicen que está bien atrás del resto del mundo en lo tocante a las soluciones biométricas para la entrada y salida en los grandes aeropuertos internacionales.
El terrorismo global y la actual situación del flujo migratorio en Europa y las Américas enfatizan la necesidad de conocer quién entra y sale del país. Otras naciones que sirven como puntos de transferencia para decenas de millones de viajeros internacionales al año están desplegando tecnología que pueda identificar y capturar información vital sobre los individuos mientras que aseguran su abordaje oportuno a los vuelos. Pero después de más de una década en el intento, el gobierno estadounidense aún trabaja en ello.
Hace cerca de un año, una serie de compañías de seguridad decidió trabajar con fuerza en la solución de este problema. El Grupo de Trabajo sobre Entrada y Salida Aeroportuaria (Airport Entry and Exit Working Group) – una empresa conjunta de la Asociación de la Industria de Seguridad (SIA) y la Asociación de Seguridad de Identidad y Biometría (SIBA) – se formó con el fin de ofrecer un puente para el Departamento de Seguridad Nacional y Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU en la búsqueda por parte del gobierno de un moderno sistema de control de entrada y salida de los pasajeros que no son ciudadanos.
“Consideramos este grupo de trabajo como otro ejemplo más de cómo puede resultar de beneficio para todos el hecho de tender un puente sobre esa brecha que a menudo existe entre los innovadores del sector privado y los decisores del gobierno”, comenta Jake Parker, director de relaciones gubernamentales de SIA. Él plantea que la interacción ya ha comenzado a producir algún efecto positivo.
En 1996 se aprobaron una serie de estatutos federales para el chequeo biométrico y cobraron mayor urgencia después de los ataques del 11 de septiembre. Una ley de 2004 requería una completa implementación de entrada y salida biométrica para los no ciudadanos. Hasta la fecha la tecnología biométrica se ha establecido en los puntos de entrada de más de 100 aeropuertos internacionales en Estados Unidos.
Pero la parte que corresponde a las salidas aún tiene que despegar. Pese a que se desarrollaron programas piloto en los años 2004, 2006 y 2009, la falta de claridad en cuanto a la forma de realizar el chequeo de las salidas impidió que ese control avanzara más allá de los estudios piloto iniciales.
El esfuerzo más reciente, el proyecto de reingeniería DHS Apex Air para entradas y salidas (AEER) actualmente está probando tecnología y procesos para CBP en los sitios de prueba.
El Grupo de Trabajo sobre Entrada y Salida Aeroportuaria, que está integrado por 19 compañías de la industria de seguridad biométrica, fue invitado a realizar dos visitas a instalaciones el pasado año: a la instalación de pruebas de Maryland del Directorado de Ciencia y Tecnología del Departamento de Seguridad Nacional y al Centro Global de Registro de Entradas de CBP en el Aeropuerto Internacional Dulles en las afueras de Washington, D.C.
Hay variadas impresiones sobre estas instalaciones por parte de los miembros del grupo de trabajo que estuvieron allí, pero como destaca Parker, por lo menos están agradecidos de participar. Él visitó el centro de pruebas del Dulles, donde después del recorrido se les preguntó acerca de las mejoras que el gobierno pudiera introducir. “Ese es el tipo de diálogo que necesitamos sostener”, plantea.
Según los representantes de las compañías integrantes, el grupo de trabajo había logrado dos impactos fundamentales. El primero es que abrió el diálogo sobre los desafíos de la tecnología biométrica de chequeo, los ensayos de la tecnología de identificación de pasaportes, y la implementación amplia del control en las salidas. El segundo es que propició reuniones de los integrantes del grupo con funcionarios de gobierno y el testimonio en el Congreso para promover tanto la política como las soluciones para respaldarla.
“Al elaborar un mensaje unificado para el Congreso y hablar con una sola voz, hemos logrado receptividad por la parte gubernamental”, señala el integrante del grupo David Simon, director de operaciones de Secure Planet, un proveedor de sistemas de identificación y verificación biométrica móvil con sede en Virginia.
Por su parte, el DHS se manifiesta partidario de la comunicación abierta. “En un programa como Apex AEER, la estrecha interacción con las principales partes interesadas del sector privado – especialmente con las industrias aeroportuaria, las aerolíneas y las compañías de tecnología biométrica tanto de Estados Unidos como internacionales – es esencial para comprender las condiciones físicas y operacionales”, plantea John Verrico, vocero del Directorio de Ciencia y Tecnología del DHS, que dirige el programa AEER.
Ahora que todos los interesados parecen estar en la misma frecuencia, observa Parker, “el reto es llevarlo realmente a la práctica”.
¿Por qué las salidas son tan importantes?
Según Janice Kephart, ex-directora general de SIBA, que testificó ante el Congreso en abril, la amenaza terrorista global en desarrollo implica medios sofisticados para manipular los datos biográficos de las personas – nombre, pasaporte y otras verificaciones documentales – y puede permitirle a los terroristas pasar las fronteras sin ser detectados. Esto hace que un chequeo avanzado sea crucial. La identificación biométrica – rostro, huellas digitales, iris – puede lograr la comparación instantánea con respecto a los datos avanzados de los pasajeros y en la base central de datos de la Oficina de Gestión de Identidad Biométrica.
Aunque lograr una coincidencia no significa necesariamente que se detenga a un viajero cuando se mueve hacia la salida, los funcionarios van a disponer de mejores alertas sobre individuos que aparecen en las listas de vigilancia, en órdenes de arresto pendientes, y sobre personas que han excedido la estancia autorizada en sus visas. Esto último es importante porque actualmente el gobierno de EEUU no tiene indicadores actualizados y precisos sobre las estancias que han sido excedidas cada año. “Estos datos son vitales para posteriores tomas de decisiones por parte de inmigración, las fuerzas policiales y las autoridades de inteligencia en correspondencia con los hechos”, testificó Kephart.
Las mejoras que se introducen en el chequeo biográfico en las fronteras “no reemplazan nunca la eficiencia, precisión y rapidez que proporcionan las soluciones biométricas para asegurar que las personas que procuran su entrada o salida de Estados Unidos son quienes dicen ser, y no están asociadas a información fraudulenta”, señala Kephart.
Un buffet de soluciones
Hoy en día, el chequeo en los aeropuertos internacionales va desde capturar biometría única o multimodal en sencillos quioscos automatizados en las puertas de abordaje de los aeropuertos, hasta captura más centralizada en puntos de control de seguridad. Los agentes pueden emplear dispositivos portátiles, como tabletas, para obtener los datos biográficos o biométricos de un viajero.
“Pienso que el gobierno está en busca de obtener más soluciones listas para su empleo”, planteó John Hernandez, analista senior industrial de la cartera aeroespacial y de defensa de Frost & Sullivan. Los grupos de trabajo pueden ayudar a que las compañías que tienen las soluciones correctas se hagan notar, incluso si no están asociadas a un gran contratista.
El DHS se reserva sus métodos y no divulga lo que está probando actualmente, pero por las declaraciones públicas está claro que hay una variedad. La instalación en Maryland, según el Directorio de Ciencia y Tecnología del DHS, ha estado ensayando con un manifiesto de pasajero pre-elaborado de 1,300 voluntarios en una puerta de seguridad simulada, con el fin de calibrar los tiempos de espera y la eficiencia. Los informes sugieren que el DHS proyecta realizar la prueba inicial de campo en el año fiscal 2016.