28 May, 2010
category: Seguridad física, Seguridad lógica
Desde hace un año, el inglés Mark Gasson, del Cybernetic Intelligence Research Group, lleva un chip RFID en la mano izquierda. Es algo más sofisticado que el que pueden incorporar las etiquetas de ropa, por ejemplo, pero funciona con el mismo principio. Permite enviar y recibir información.
Gasson no es un cyborg. Pero sí experto en cibernética. Y un hombre práctico. El chip de identificación por radiofrecuencia le permite abrir las puertas del laboratorio de la Universidad de Reading (sudeste de Inglaterra) donde trabaja y no tener que teclear un PIN cada vez que enciende su teléfono móvil.
Pero al investigador, el sistema no le parece lo suficientemente seguro. De hecho, afirma que este tipo de dispositivos son tan vulnerables a los virus como cualquier ordenador. Y para probar su teoría y estudiar los efectos que puede tener un virus informático bajo la piel, Gasson se ha “inoculado” uno.
Hace unos días contaminó su chip, convirtiéndose, dice, en el primer hombre infectado por un virus de ordenador. El virus afectó el sistema, con lo que cualquiera que accedía a su edificio con un chip, también se infectaba, siguiendo la lógica de funcionamiento de la mayoría de virus. Afortunadamente, no repercutió en su estado de salud.
Más allá de la anécdota peliculera para los titulares, a Gasson el experimento le ha servido para poner sobre la mesa “los problemas a los que podríamos enfrentarnos en el futuro”, afirma.
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